Mis cosicas

lunes, junio 11, 2007

LA BICHA

Es un día cualquiera, en una ciudad cualquiera, de repente doblas una esquina y la ves, ahí está LA BICHA. Ella también te ve, se acerca y te lanza un Hooooolaaa, mientras te mira fijamente a los ojos como Kaa en el libro de la selva y casi podrías jurar que en sus ojos también se dibujan espirales, por el tono de su voz parece que te hubiera añorado cada segundo desde la última vez que os visteis. Tu también dices hola, sin mucho entusiasmo.

En tres segundos te ha lanzado la pregunta, ¿qué tal todo? Con el único fin de que después tu le preguntes a ella (algún día alguien no le preguntará, de hecho, deberíamos hacer un pacto contra ella y la gente como ella y no preguntarles jamás por como les va la vida, así aprenderían de una vez por todas). Tú le dices que todo bien, trabajando, sonríes y le preguntas que qué tal le va a ella.

- Ah, pues muy bien, estoy en una super-mega empresa interplanetaria, estuve a punto de cambiar a otra mucho mayor en la que me ofrecían doscientos mil euros y mi propio jet privado pero cuando mi jefe se enteró me quintuplicó el sueldo, me hizo entrega de las llaves de la ciudad, de la mitra papal y de la corona de mis universo, así que seguí con ellos (termina la frase con una sonrisa triunfal, como una reina de la belleza americana justo después de decir que durante su reinado trabajará por la paz en el mundo).


(Ese es el momento en el que tú deberías decirle que tu jefe también te adora, que de hecho es tan cojonudo que por tus primeros seis meses de trabajo te ha dado el don de volar, de leer la mente y de aniquilar con tu rayo fulminador a todos las petardas como ella, pero no dices nada, asientes y sonríes).

Os despedís, si, si, que bien que nos hemos vistos, a ver si quedamos para un café, llamamé... bla, bla, bla. Mentira, mentira cochina y, por cierto, tus ganas locas de sentarte a que te cuente que se va a casar en un castillo, con 2 millones de invitados, un vestido con una cola de 7 metros y que va de viaje de novios a un sitio muy muy lejano que tú, por supuesto no puedes pagar, porque es super caro y exclusivo.

Al poco alguien te dice que ha visto a la bicha, que le va fenomenal y tú asientes y piensas que a la bicha... como dicen por ahí, a la bicha ni mentarla.




4 Comments:

At 12:28 p. m., Blogger Priscila said...

Hola Mis cosicas,
Yo conozco a muchas bichas por fortuna o por desgracia y es curioso, algunas de ellas me sorprenden porque conforme van hablando y voy escuchando lo que ellas dicen, a la vez, voy pensando que si esta gente no tiene el sentido del ridículo, que si realmente se creen todo lo que dice, si realmente son conscientes de lo que dicen,..porque sabes que? al igual que mucha gente empatiza con las personas y piensa el como y que decir, a estas les da igual 3 que 33. Son ellas, luego ellas y más tarde ellas,...hay muchos ombligos del mundo.
Normalmente en este tipo de situaciones callo,escucho, sonrio,asiento,... me despido cordialmente y me voy pensando en que nunca me gustaría llegar a actuar así.

Muchas veces he pensado que estar personas creen que no destacan en nada, que son inferiores,... y que la única forma de hacere notar es esta. Es igual que esos que gritan cuando en algo no están de acuerdo porque no tienen argumentos o no están a la altura de las circunstancias,...y lo peor de todo es que algunos se alegran del mal ajeno.

Saludos.

 
At 2:44 p. m., Blogger Lsodio said...

Hola priscila:
La bicha mas que una persona es un tipo de persona.
Dentro de ese tipo hay subtipos, como la que siempre ve el lado negativo de lo que tú comentas: "me he comprado un piso", en seguida contesta "pues ahora el Euribor no hace más que subir, sabes?".

Luego hay otras que te informan de que tus decisiones (todas) están mal y que deberías hacer esto otro que ella te dice, que es lo mejor para ti...

En fin, bichas, haberlas hailas, y lo mejor es pasar (yo también sonrio y me alejo feliz)

En fin, yo no deseo que a las bichas del mundo les vaya mal, al contrario, prefiero que sean felices y coman perdices y que me dejen ser feliz a mi tambien!!

 
At 5:45 p. m., Blogger sonia f said...

Yo tenía una jefa que era una bicha (las bichas jefas no son algo fácil de tragar, aviso) y era mi policía de la felicidad particular; en cuanto me veía contenta ya se encargaba ella de "devolverme a la realidad"... todo por mi bien, claro... En fin, era fea y fatal y olía peor, supongo que por eso era una bicha... ahora desde mi "nuevo" trabajo sin bicha, ¡mira que me río de sus bichadas! en fin, si es que son como niños...

 
At 11:35 p. m., Blogger Kampanilla said...

Madre mía, yo aguanté durante varios años a una compañera de trabajo así, 8 horas al día en una oficina de 4 metros cuadrados, solas las dos. Cuando veía que pasaba de ella se dedicaba a llamar por teléfono a su amigísima o a su madre o a su abuela para contarle las mismas historias. Gracias al cielo ya no trabajo allí.

 

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