YO SOY LA JUSTICIA

Me encanta ir al cine, sentarme cómodamente en la butaca, disfrutar de mi refresco y ocasionalmente de las palomitas y ver la película. En esto estaba yo el viernes, dispuesta a disfrutar de "El amor en los tiempos del cólera" cuando, tras escasos cinco minutos de producción llegó una pareja (rubia peliteñida, cuarenta largos y calvo con barriguita). La rubia se sienta a mi vera y:

- Rubia: Perdona, lleva mucho?

- Lsodio: No, cinco o díez minutos

- R (al calvito): ya díez minutos, nos hemos perdido el principio, que rabia, bla, bla, bla

Ella resultó ser una comentarista de películas para ciegos, sí, de esas que te cuenta todo lo que ya estás viendo.

- R: es una foto

- R: es ella de joven

- R: es el marido a caballo

- R: es la prima de ella

- R:....

De nada sirvieron ni las miradas, ni las toses. Era inmune al desaliento, tenía que manifestar todo pensamiento o estímulo sensorial que se le pasara por la cabeza. La tensión se rebajó un poco cuando se empezó a quemar un fotograma de la película, se encendió la luz y yo me propuse firmemente disfrutar de la película (si seguía, claro) aunque la rubia no dejara de cascar.

Pero quedé más contenta y resarcida de lo que hubiera podido esperar, porque es una película que casi al final vuelve al principio, principio que la rubia se había perdido:

-R: alguien se ha muerto

-L (a la rubia, sin discrección alguna): es el marido de ella (mirada de la rubia)

-R: está en la casa de ella

-L: se va a declarar, pero ella le dice que no (mirada entre asombrada y asesinadora)

JUSTICIA POR FIN!!!