EL CAPILLITAS

Supe desde el primer instante que el trato sería difícil y el entendimiento con él, imposible. Lo supe desde que al conocerlo me tendió la mano y al hacer yo lo mismo no me la estrechó con firmeza, sino que se limitó a sujetar blandamente la punta de mis dedos, mientras yo sopesaba la conveniencia de hacer una pequeña genuflexión y besar el (imaginario) anillo cardenalicio.

Todo lo que pasó por mi mente en ese primer instante se confirmó en pocas semanas adornado de innumerables detalles: mucha ostentación de la rica vida religiosa desplegada en su escasísimo tiempo libre, la pasión/obsesión por la Semana Santa en una ciudad portuaria, sus anecdotas de viajes por todas las capillas, vírgenes y santos de la geografía española, el amor a la vida tradicional donde su bienamada esposa le escoge las camisas y se siente liberada cuando él friega después del desayuno, la nostalgía de presidentes pasados de regímenes pasados, el servilismo con el de arriba y la prepotencia con los de abajo...

Imposible olvidar sus dotes al volante en donde siente el riesgo en cada esquina y apunto está de blasfemar (sin llegar, por supuesto a hacerlo) al llegar a cada cruce, al pasar cerca de cada coche. No duda en gritar "MADRE MÍA!! UNA ROTONDA!!" como si ésta se estuviera aproximando al coche en vez de ser al revés. Sus aspavientos generan una sonrisa, la falta de pericia y su propia histeria: miedo.

Su frustración de no haber alcanzado las altas metas que él se había marcado (el abandonar las oposiciones después de casi una década sin fruto) agudizan el talante mezquino y retorcido. Quiere que sufras como él ha sufrido, que padezcas lo que él padeció.Objetivos: desmotivación, sumisión, rendición.

Espero que en lo sucesivo todo te vaya bonito, pero eso sí, ya que me lo cuente otra.