Mis cosicas

miércoles, enero 10, 2007

NUEVA VIDA (II)

JUEVES: cuarto día de tu ¿nueva vida?

Te despiertas y por el ruido del despertador te das cuenta de que tienes resaca. En la cama, mientras los minutos pasan haces balance de la semana: el tratamiento carísimo que compraste para llegar al verano sin rastro de celulitis no te lo pones desde hace dos días, la dieta la llevas fatal, y al gimnasio fuiste el primer día y porque te acababas de apuntar. No puedes seguir así. Hoy lo harás todo bien, estás decidida. Miras el rejoj y ¡mierda! llegas tarde otra vez (lo de la crema para la celulitis tendrá que esperar). Te duchas, te medio arreglas, te tomas el vaso de leche sin más y a trabajar.
A las doce de la mañana el estómago lo tienes echo un nudo, la resaca lleva golpeando fuerte desde primera hora de la mañana y has bebido tanta agua que tienes mareas en el estómago. Tratas de resistir pero cuando aparece tu compañera con empanadillas, caes en la tentación. No importa, total ya es jueves. De todos modos sigues teniendo el firme propósito de no pasarte en nada más hoy.
Por suerte en tu casa hoy hay algo ligero para comer: sopa y filete. Bien, por una vez el mundo está de tu parte, la suerte te sonrie, los dioses te miran con amor... hasta que llega el postre: arroz con leche (auténtica receta asturiana con nata y azúcar quemadita por encima). ¿Cómo vas a hacerle el feo a tu madre? ¿Cómo no vas a probar lo que ella ha preparado con tanto mimo? Te lo comes (más que comertelo lo engulles). Qué mas da, si esta noche vas al gimnasio, no?
En el gimnasio crees morir, te duele hasta el paladar y eso que solo has calentado. Cuando el tipo empieza con el step piensas que la cosa no puede empeorar, pero empeora cuando pretende que repitas toda la coreografía hasta diez veces: pues va a ser que no! A la quinta trastabillas, a punto estás de caer del step y ya decides parar. La cara roja, el pulso por las nubes, mareo... Bueno, al menos has quemado algo de todo lo que te has comido hoy.
Llegas a casa, cenas algo ligerito, ducha, cremas de todo tipo y a dormir.

VIERNES: quinto día en el buen camino.

Es viernes, el buen humor matutino no se ve alterado por los dolores musculares, ni por el frío, ni porque no queda leche: ya casi es fin de semana. Te da tiempo de todo, cremas, dientes, ducha, todo, todo, menos de desayunar porque no bajaste ayer a comprar y no queda de nada. Bueeeeno, es un contratiempo menor. Estás de buen humor, ayer salvaste los muebles con el gimnasio y vuelves a estar en el buen camino.
Pasas la mañana a trancas y barrancas, con un café con leche y poco más (dos filipinos, un puñadito de almendras, tres galletas de chocolate, una empanadilla y media bolsa de pistachos). Cuando llegas a casa casi no tienes hambre (eso es que ya te estás acostumbrado a tu nueva dieta, seguro que no tiene nada que ver con el atracón de la oficina). Comes poquito y te vas a trabajar otra vez.
Llegas a casa con prisa, te haces un buen plato de pasta para cenar porque vas a salir y tampoco es plan de irte con el estómago vacío y que te de una lipotimia o que pilles un buen ciego solo por la tontería de la línea. Sales, bebes, bailas y vuelves muerta del dolor de pies.

SABADO: sexto día ¿de qué?

Qué bien lo pasaste anoche y lo mejor la parada en el puesto de pizza antes de llegar a casa. Bueno parece que a estas alturas ya no importa demasiado. Total hoy tienes una barbacoa y no vas a ir a comer lechuga, la línea no es tan importante como vivir y disfrutar con tus amigos. Después de la barbacoa tocan los dulces y por la noche salir un rato... un día completo. Al menos te has echado la cremita por la mañana (casi mediodía) por que lo que es por la noche, no estabas tu para eso.

DOMINGO: el día del Señor

A estas alturas ya no importa demasiado nada. El desayuno con sus magdalenas está buenísimo, el aperitivo con el pulpo, los caballitos y los tigres estupendo. La paella de tu madre espectacular. A media tarde te llaman para ir al altillo a tomar "café" y claro que tomas café y brownie de chocolate, con chocolate blanco, chocolate negro caliente por encima y una bola de helado también. Para terminar bien el día te vas a cenar unos crepes, total, mañana empezarás la dieta, las cremas y el gimnasio, que para eso es lunes.

lunes, enero 08, 2007

NUEVA VIDA

Ha acabado la Navidad y es inevitable mirarse en el espejo y descubrir que todos los aperitivos que has tomado se han echo fuertes en, digamos, tu barriga, mientras que el chocolate, los turrones y el roscón ya han tomado posiciones en tu trasero y vamos, que en general estás echo un asco y te dices a ti mismo: "hasta aquí podíamos llegar, mañana me pongo a dieta".

Y hoy, lunes te pones a dieta concienzudamente, y no solo empiezas con la dieta, este año vas a cuidarte de verdad: dieta, ejercicio y un poco de ayuda cosmética (aunque casi exclusivamente si eres mujer).

Así que te levantas, te duchas, te expandes: la crema hidratante, la anticelulítica y la reafirmante. Te lavas la cara, te echas el tónico y luego la crema hidratante. Te lavas los dientes, te pasas el hilo dental, te enjuagas con el colutorio y te lanzas al primer día de tu nuevo yo.
  • Desayuno: un vaso de leche desnatada con nescafé y sacarina, media tostada integral con aceite de oliva (poco) y sal (menos) y un kiwi.
  • A media mañana: te resistes al café y al dulce de costumbre, no picas frutos secos ni patatas en la oficina y hasta dices que no a los filipinos, tú has tomado una decisión y nada va a cambiarla, no lo conseguirán ni aunque te traigan bombones de la caja roja (que te encantan) o te traten de ablandar con patas de cordero y otros manjares, no, no lo conseguirán.
  • Comida: como no le habías comunicado al resto de la Humanidad tus planes tu madre ha preparado algo ligero tipo: olla fresca (Nota: plato típico murciano elaborado con tocino, manos de cerdo, morcillas, huesos de cerdo, arroz y alubias). Te enfadas y decides que ellos pueden comerse tu plato, tú no vas a ceder. Así que te preparas un plato de suculenta lechuga, un filete minúsculo de pechuga y una rebanadita de pan integral, mientras que tu familia se pone las botas. Tú piensas que valdrá la pena, que dentro de unos meses cuando te pongas el bikini todo habrá tenido su recompensa...
  • Merienda: aguantas, eres fuerte, piensas en tu bikini, en las caras de envidia de esas que te odian... te tomas una manzana.
  • Cena: has ido al gimnasio, te duelen hasta las pestañas y mañana será peor, pero nada va a apartarte de tus objetivos. Llegas a casa revuelves medio calabacin y dos champiñones y ya tienes cena.
Antes de acostarte, ducha, crema hidratante corporal, reafirmante, anticelulítica, contorno de ojos, hidratante para la cara, pasta de dientes, colutorio... y a dormir

Martes: segundo día de tu nueva vida

Te despiertas y al mover el brazo para apagar el despertador un dolor agudo recorre tu brazo: agujetas! Genial, haces el esfuerzo de ir al gimnasio y esa es tu recompensa. Con gran esfuerzo consigues levantarte, lavarte la cara, ponerte toooodas las cremas habidas y por haber, desayunar la leche desnatada, la tostada y la fruta y llegar al trabajo, eso sí, con más pena que gloria, porque a cada paso te acuerdas del aerobic, del día en que te apuntaste y de la madre que lo trajo. En la oficina luchas contra la tentación del dulce y consigues aguantar, nada de comida hasta la hora de la comida.
A mediodía llegas a casa, te recibe tu madre en jarras y te anuncia que hay estofado para comer, que da igual que tú te hayas puesto a dieta porque ella se ha puesto a cocinar y no va a tirar la comida solo porque tú hayas engordado en Navidad (puestos a esto, podría incluso decirte que no eres la única...). Te resignas a comerte lo que te pongan y aunque has pedido que no te pongan mucho te ponen lo de siempre, para compensar te comes una pera de postre.
Por la tarde en la oficina no te puedes resistir a comerte un filipino, y luego otro y finalmente otro más. Cuando te los has comido los tres te das cuenta de que llevaban extra de culpabilidad y que no tenías que habertelos comido pero ya es tarde. Llegas a casa y decides cenar, te portas bien, te tomas la lechuga y caes desmayada en el sofá. Esta noche solo te lavas los dientes porque ya no te quedan fuerzas para nada.

Miércoles: tercer día o ¿por qué el mundo se ha puesto en mi contra?

Suena el despertador, lo apagas y cuando vuelves a abrir los ojos es tarde, qué digo tarde, es tardísimo!! Esta mañana nada de cremas, bastante tienes con lavarte la cara y echarte el maquillaje encima mientras te vistes y te arreglas el pelo, toda una proeza digna del circo del sol. Sales disparada para la oficina sin desayunar y a media mañana no puedes resistirte al cafe con leche (entera) y a la ensaimada. Te dices a tí misma que no importa, que total esta noche vas al gimnasio y lo quemas todo, no va a quedar ni rastro de la ensaimada. Entre estos pensamientos estás cuando suena el teléfono y ¡sorpresa! es tu amigo Pepito que lleva semanas sin llamarte y justo hoy quiere ir a tomar algo por ahí y como le vas a decir que no a Pepito, si te llama de uvas a peras pero es tan buen amigo tuyo y lo conoces de toda la vida. Adiós gimnasio, hola cena grasienta!!. En fin con el día perdido que tu madre te amenace con los macarrones al horno con extra de queso no te parece una tragedia tan grande y así pasas las horas entre pequeños excesos, para llegar al exceso final. Pepito ha elegido un bar de comida murciana, lomos, tocinos, patatas asadas, morcillas, salchichas y tinto de verano, todo light. Llegas a tu casa alegre y te metes en la cama. Mañana será otro día.